Por Jesús Michel Narváez
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Cuando Pedro Aspe Armella, secretario de Hacienda de Ernesto Zedillo Ponce de León afirmó que la extrema pobreza era uno más de los mitos geniales de México, dejó en claro que la percepción de quienes están en la Atalaya del poder es con una óptica que en nada corresponde a la realidad.
Y ahora, en este 2011, después de 15 años de su acuñamiento, la frase, virtualmente vuelve a cobrar vigencia, porque el Gobierno federal desmiente que las cifras, los datos duros de la CEPAL y de la OCDE sean verdaderos en torno al crecimiento de la pobreza en México.
El año pasado se dio a conocer que en solamente cuatro años en México se incorporaron 6 millones de mexicanos más a los 13 que ya estaban enlistados en la pobreza.
Ha sido en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa en el que el número de pobres, señalado oficialmente pero negado reiteradamente, creció de manera alarmante.
Se culpa a la crisis que afectó no solamente a México sino al mundo entero, en 2009. Se justifica la pobreza porque los recursos del país no han sido suficientes para atender no solamente los problemas generados de la paralización de la economía sino aquellos surgidos por los meteoros que dañaron vastas zonas en el sureste de país.
Hoy en día desde el Gobierno federal se anuncia que la pobreza será vencida en el 2015… es decir, dentro de solamente cuatro años.
Nadie dice cómo se alcanzará la tan anhelada justicia e igualdad social. Es, simplemente, el discurso del gobierno para atemperar lo que ya se vive: el incremento de la pobreza por las políticas económicas seguidas en las tres últimas décadas.
Porque no todo es culpa de los gobiernos del PAN.
También contribuyeron y en mucho los de Miguel de la Madrid Hurtado , Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León a los que se han sumado los de Vicente Fox Quesada y Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa.
Uno más de los mitos geniales de los mexicanos, calificaba Pedro Aspe la pobreza que registraba el país.
Y claro, lo puede decir porque es un próspero empresario.
Apenas terminaba su gestión –y muchos esperaban que repitiera- como secretario de Hacienda y se convertía en propietario de casas de bolsa… y después de líneas aéreas…
Claro, así, con dinero, con riqueza, se puede decir que los pobres no existen, porque quienes se posan en la Atalaya del poder, no los conocen.
Bueno sería que quienes niegan la pobreza explicaran, entonces, porque los programas llamados sociales y que no son otra cosa que dádivas ante lo inevitable: el hambre, se incrementan año con año y se informa que más millones de mexicanos se incorporaron a sus “beneficios”.
¿Se vale preguntar, no?
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