Desde Arriba, Otra Mirada
Por Jesús Michel Narváez
Un fenómeno se ha replicado en las últimas semanas: por el mal tiempo el señor presidente, el señor gobernador, el señor secretario… no pudo aterrizar en la zona afectada.
Los políticos suponen que los habitantes de Tlahuiltepec o de Tlacotalpan o de Coatzacoalcos o de Tuxpan, por citar solamente algunos municipios en desgracia, utilizan el helicóptero como medio de transporte urbano.
Suponen que los mixes o los totonacas llegan a sus poblaciones vía aérea.
Suponen también que cuentan con botas altas, impermeables londinenses, paraguas franceses, y hasta lanchas con motores Evinrude fuera de borda.
Los funcionarios, generalmente los federales, no conocen en dónde se ubican los municipios y menos cómo llegar a ellos. Hay algunos gobernadores que tampoco conocen la geografía de sus entidades.
Por ello, valiéndose de la tecnología y de los presupuestos asignados a las dependencias, viajan en helicópteros, algunos nuevos… otros no tanto, pero finalmente vuelan.
Y llegan a las zonas de desastre… sí, nadie lo discute… pero si las condiciones climatológicas no lo permiten, simplemente echan el vistazo, comentan con sus asesores los hechos y le ordenan al piloto: Jaime, al hangar.
¿Cómo hacer llegar la ayuda a quienes están afectados, sea por deslaves o inundaciones, si los funcionarios públicos no saben arribar a los lugares dañados?
Ayer, por ejemplo, el presidente Calderón pretendió llegar a Tabasco… no pudo… ordenó ir entonces a Chiapas … y tampoco pudo bajar su Avión… bueno, dijo, ordeno que vayamos a Oaxaca … y lo mismo… terminó regresando a la ciudad de México… ¿y el costo del vuelo?... esas son nimiedades, pero ¿acaso no hay tecnología que le informe que no se puede aterrizar en tal o cual aeropuerto?
Los funcionarios, sin duda, no están acostumbrados a caminar más allá de donde termina el pavimento… o donde el helicóptero no puede aterrizar.
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