Misión Política

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Distrito Federal, Mexico
JESÚS MICHEL NARVÁEZ, periodista profesional. Ha trabajado en El Universal, El Universal Gráfico; dirigió El Periódico de México y durante 25 años ha prestado sus servicios en El Sol de México y la Organización Editorial Mexicana. Es director general de MISIÓN POLÍTICA y ha formado parte, como asesor externo, de los diputados Arturo Nuñez Jimínez y Emilio Chuayffet Chemor, cuando fungieron como coordinadores del Grupo Parlamentario del PRI.

martes, 30 de noviembre de 2010

Mirar la paja ajena y no…


Por Jesús Michel Narváez

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¿Es democrático aferrarse al poder y cerrarle el paso a las oposiciones?
¿Es democrático llamar tragedia el posible regreso al pasado?
¿Es democrático hablar de la corrupción del pasado y omitir la del presente?
Claro que se vale que un presidente exalte sus acciones y las de su partido.
Claro que se vale rogar por el voto, promover el voto, pedir que se refrende la confianza.
Claro que se vale, sobre todo en la política mexicana, violentar las leyes y realizar actos anticipados de campaña.
lo que no se vale es lo que hizo el presidente Calderón el pasado domingo, cuando decidió que su persona, su antecesor y su partido, son los salvadores de la nación, cuando la inseguridad aumentó, el desempleo creció, el campo se abandonó, el sindicalismo se atacó, la ideología se perdió.
Felipe Calderón, en franca separación de funciones y en abandono de su responsabilidad frente a todos los mexicanos, porque no gobierna para los panistas o los que votaron por él sino para todos, decidió que sus acciones de gobierno le han dado crecimiento (¿cuál?), estabilidad (¿cuál?), sustentabilidad (¿cuál?), mejora educativa (¿cuál?), combate a la corrupción (¿cuál?), combate a la pobreza (¿cuál?)… entre otras lindezas, ah, claro, y ha fortalecido la democracia.
El Presidente omite reconocer que durante el pasado sexenio y por denuncias públicas, se “perdieron” 70 mil millones de dólares producto de los sobreprecios en el petróleo; omite también admitir que durante su administración la corrupción afloró como nunca y que quienes participaron en ella apenas si fueron inhabilitados para desempeñar cargo público.
Felipe Calderón desconoce que ordenó a su partido, al dirigente César Nava, aliarse con el partido que no lo ha reconocido como presidente constitucional, en aras solamente de obtener posiciones para el futuro.
El Presidente se da golpes de pecho y arenga con un “vamos por más” y pide, clama, ruega, implora, que se mantenga el rumbo porque México no se merece un gobierno autoritario, irresponsable, que sea cómplice de los criminales, que fomente la pobreza y censure la libertad.
¿De qué gobierno estará hablando?
Desde la óptica presidencial, es hora de seguir “la larga marcha que nos ha sacado de ese México viejo y opresivo que nunca debe volver”.
¿A cuál México se referirá?
Felipe Calderón llama autoritarios a los gobiernos pasados –y quizá con razón si se refiere a Gustavo Díaz Ordaz-, pero no admite que el suyo lo es.
¿Acaso alguien fue consultado para que el ejército saliera de sus cuarteles?... ¿acaso escucha las voces de los ciudadanos que le piden cambie la estrategia?... ¿acaso ha promovido la revocación de mandato?... ¿acaso ha fomentado la democracia?
El de él es un gobierno autoritario.
Diez años han sido suficientes para conocer hacia dónde nos llevan los panistas y no estoy abogando por el regreso de los priístas.
Como dirían los clásicos: que el pueblo decida.

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